Después de un periodo de adaptación para irnos conociendo en el centro, nuestra niña llega a casa. Como cualquier peque pasa malas noches, y te da quebraderos de cabeza. Pero también, como cualquier niño juega, se divierte, ríe e intenta ser feliz por encima de todo. Pero algo fundamental diferencia a los niños en acogimiento al resto. Solo empiezan a entender la suerte que es vivir en familia cuando salen de los centros El estar en familias es vital para construir sus sueños, su vida. Pero lo que es fundamental, debería ser un derecho inalienable de cualquier niño.
Nosotros nunca tuvimos visitas con la familia biológica. Eso se va a hacer más duro para ella cuando comience a bucear en sus raíces. Poco o nada sabemos de ella antes de esos 19 meses con los que llegó a casa. Eso sí, sabe perfectamente que tiene 2 mamás. Su mamá de tripita y su mamá de corazón.
Después de 3 años, nos ofrecieron y formalizamos la adopción de la peque. ¿Qué ha cambiado desde este momento? Unos papeles donde dice que es nuestra hija. El resto sigue igual. Seguimos siendo una familia. Eso sí, las distintas administraciones no ponen nada fácil ninguno de los procesos, ni el de adopción ni el de acogimiento. Nos faltan muchos protocolos en educación, sanidad, seguridad social, hacienda…para que esto pase.
¿Repetiríamos la experiencia? Estamos en ello.
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